cuidado con lo que deseas
Cuidado con lo que deseas
Últimamente a Mara todo le salía muy mal
No tenía ningún éxito con los estudios, sus padres acababan de divorciarse y sus amigos le habían dado de lado. Así que un día decidió suicidarse. Escribió una carta de despedida y cogió una soga para atársela al cuello. Empezó a temblar y le dio tanto miedo que al final decidió no hacerlo.
Ese mismo día había tenido una discusión con su mejor amiga, y pensó: 'Ojalá fueras ella la que estuviera aquí en mi lugar, intentando quitarse la vida, y ojalá lo consiguiese'.
Al día siguiente, cuando Mara entró en clase, se encontró a su amiga Noemí que, hecha un mar de lágrimas, le preguntó: '¿No te has enterado? Sandra se ha ahorcado, ha dejado esto para ti'. Era una carta. Ponía lo mismo que su carta de despedida, era idéntica, salvo en una cosa, al final decía:
Gracias por tus pensamientos. Estuve a punto de tirar la toalla, como tú, pero tus palabras me dieron ánimo para hacerlo. Sé que llevarás la culpa toda tu vida de mi muerte y te dolerá hasta el aliento por haberme matado. Tus deseos se han cumplido. Deseaste que ojalá lo consiguiera y así lo he hecho. Hasta pronto, amiga mía.
¿Tiemblas? Solo me queda decirte una cosa más. Pocos días después, Mara corrió la misma suerte, arrastrada por los pensamientos de su amiga Sandra.
Un consejo: aprende a pensar por ti mismo...
Últimamente a Mara todo le salía muy mal
No tenía ningún éxito con los estudios, sus padres acababan de divorciarse y sus amigos le habían dado de lado. Así que un día decidió suicidarse. Escribió una carta de despedida y cogió una soga para atársela al cuello. Empezó a temblar y le dio tanto miedo que al final decidió no hacerlo.
Ese mismo día había tenido una discusión con su mejor amiga, y pensó: 'Ojalá fueras ella la que estuviera aquí en mi lugar, intentando quitarse la vida, y ojalá lo consiguiese'.
Al día siguiente, cuando Mara entró en clase, se encontró a su amiga Noemí que, hecha un mar de lágrimas, le preguntó: '¿No te has enterado? Sandra se ha ahorcado, ha dejado esto para ti'. Era una carta. Ponía lo mismo que su carta de despedida, era idéntica, salvo en una cosa, al final decía:
Gracias por tus pensamientos. Estuve a punto de tirar la toalla, como tú, pero tus palabras me dieron ánimo para hacerlo. Sé que llevarás la culpa toda tu vida de mi muerte y te dolerá hasta el aliento por haberme matado. Tus deseos se han cumplido. Deseaste que ojalá lo consiguiera y así lo he hecho. Hasta pronto, amiga mía.
¿Tiemblas? Solo me queda decirte una cosa más. Pocos días después, Mara corrió la misma suerte, arrastrada por los pensamientos de su amiga Sandra.
Un consejo: aprende a pensar por ti mismo...
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